El monito azul
Todos los chicos tienen un juguete, una almohada o una mantita que
arrastran a todas partes y de la que no se desprenden voluntariamente
más que con el tiempo. En su primer cumpleaños, el pequeño de esta
historia recibió como regalo de sus abuelos un monito azul de peluche
que se convertiría en su inseparable compañero de aventuras. Bautizado
como Ah-ah, el muñeco devino un miembro más de la familia, y a todos
lados iba de la mano de su dueño, hasta a la escuela, hasta que un mal
día desapareció.
En el verano del 2009, la familia residente en
Omaha se fue de acampada a las Montañas Rocosas, en Colorado, y en algún
lugar del trayecto perdieron a Ah-ah. La familia trató en vano de
encontrarlo, llamando a cada lugar del camino en el que habían parado
por si alguien lo había visto. El niño estaba desconsolado. Su mejor
amigo se había ido.
Tres años después, la madre buscaba una viola
para su otra hija en eBay cuando algo le dijo que hiciera una búsqueda
por "blue monkey" (mono azul). Un mensaje apareció con un pequeño monito
de peluche en venta, en algún lugar de Florida. Cunado hizo click en la
imagen, la mujer descubrió que el muñeco lucía exactamente igual al
perdido Ah-ah. No había esperanzas de que fuera el mismo, pero lo compró
pensando que sería un buen reemplazo.
Cuando llegó el paquete
sus ojos no podían creerlo. Era idéntico al monito que había
desaparecido tres años atrás en las Rocosas. Podían reconocer cada marca
en su gracioso cuerpo de peluche azul, desde una ligera quemadura hasta
un corte en una de sus patas. Pero para estar completamente seguros de
que el azar les había devuelto a Ah-ah tenían que reunirlo con su dueño.
El video del encuentro es tan emotivo que podría arrancarte una
lágrima. Colgada por los padres en YouTube, la grabación tiene ya cerca
de un millón de visitas http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=Lk34j3HUJbE
http://mx.noticias.yahoo.com/blogs/blognoticias/el-emotivo-retorno-a-casa-de-un-mono-de-peluche-20120919.html
Comentario:
Si la primera reacción es compartir el gusto de este niño -¡y su monito!- por el reencuentro, luego entran las suspicacias de adulto que conllevan cierta desconfianza de que ESE fuera exactamente "EL" monito en cuestión. Si tenía una etiqueta era evidente que se originó en una fábrica y por tanto que, en rigor, no era "único"... El estilo de la madre de presentar su hallazgo "frente a las cámaras" fomenta esta incertitubre sobre la autenticidad de lo ocurrido (o por lo menos de parte de la historia).
Por otra parte sería importante saber si esa "restitución" del objeto perdido es, a la larga, positiva para el niño. En todo caso nos lleva a una reflexión sobre la importancia de los primeros juguetes afectivos y el cuidado particular que debemos tener con ellos, dejando que sea el mismo niño(a) -su dueño- que, en lo posible, decida de su evolución y destino.
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